EL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
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Capítulo 1
- 1:1
- PRINCIPIO del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
- 1:2
- Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío á mi mensajero
delante de tu faz, Que apareje tu camino delante de ti.
- 1:3
- Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor; Enderezad
sus veredas.
- 1:4
- Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo del arrepentimiento
para remisión de pecados.
- 1:5
- Y salía á Él toda la provincia de Judea, y los de Jerusalem; y eran todos,
bautizados por Él en el río de Jordán, confesando sus pecados.
- 1:6
- Y Juan andaba vestido de pelos de camello, y con un cinto de cuero
alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
- 1:7
- Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, al
cual no soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos.
- 1:8
- Yo á la verdad os he bautizado con agua; mas Él os bautizará con Espíritu
Santo.
- 1:9
- Y aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fué
bautizado por Juan en el Jordán.
- 1:10
- Y luego, subiendo del agua, vió abrirse los cielos, y al Espíritu como
paloma, que descendía sobre Él.
- 1:11
- Y hubo una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tomo
contentamiento.
- 1:12
- Y luego el Espíritu le impele al desierto.
- 1:13
- Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado de Satanás; y
estaba con las fieras; y los ángeles le servían.
- 1:14
- Mas después que Juan fué encarcelado, Jesús vino á Galilea predicando el
evangelio del reino de Dios,
- 1:15
- Y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca:
arrepentíos, y creed al evangelio.
- 1:16
- Y pasando junto á la mar de Galilea, vió á Simón, y á Andrés su hermano,
que echaban la red en la mar; porque eran pescadores.
- 1:17
- Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de
hombres.
- 1:18
- Y luego, dejadas sus redes, le siguieron.
- 1:19
- Y pasando de allí un poco más adelante, vió á Jacobo, hijo de Zebedeo, y á
Juan su hermano, también ellos en el navío, que aderezaban las redes.
- 1:20
- Y luego los llamó: y dejando á su padre Zebedeo en el barco con los
jornaleros, fueron en pos de Él.
- 1:21
- Y entraron en Capernaum; y luego los sábados, entrando en la sinagoga,
enseñaba.
- 1:22
- Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene
potestad, y no como los escribas.
- 1:23
- Y había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, el cual
dió voces,
- 1:24
- Diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido á
destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
- 1:25
- Y Jesús le riñó, diciendo: Enmudece, y sal de Él.
- 1:26
- Y el espíritu inmundo, haciéndole pedazos, y clamando á gran voz, salió de
Él.
- 1:27
- Y todos se maravillaron, de tal manera que inquirían entre sí, diciendo:
¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con potestad aun á los
espíritus inmundos manda, y le obedecen?
- 1:28
- Y vino luego su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.
- 1:29
- Y luego saliendo de la sinagoga, vinieron á casa de Simón y de Andrés, con
Jacobo y Juan.
- 1:30
- Y la suegra de Simón estaba acostada con calentura; y le hablaron luego de
ella.
- 1:31
- Entonces llegando Él, la tomó de su mano y la levantó; y luego la dejó la
calentura, y les servía.
- 1:32
- Y cuando fué la tarde, luego que el sol se puso, traían á Él todos los que
tenían mal, y endemoniados;
- 1:33
- Y toda la ciudad se juntó á la puerta.
- 1:34
- Y sanó á muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó
fuera muchos demonios; y no dejaba decir á los demonios que le conocían.
- 1:35
- Y levantándose muy de mañana, aun muy de noche, salió y se fué á un lugar
desierto, y allí oraba.
- 1:36
- Y le siguió Simón, y los que estaban con Él;
- 1:37
- Y hallándole, le dicen: Todos te buscan.
- 1:38
- Y les dice: Vamos á los lugares vecinos, para que predique también allí;
porque para esto he venido.
- 1:39
- Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los
demonios.
- 1:40
- Y un leproso vino á Él, rogándole; é hincada la rodilla, le dice: Si
quieres, puedes limpiarme.
- 1:41
- Y Jesús, teniendo misericordia de Él, extendió su mano, y le tocó, y le
dice: Quiero, sé limpio.
- 1:42
- Y así que hubo Él hablado, la lepra se fué luego de aquél, y fué limpio.
- 1:43
- Entonces le apercibió, y despidióle luego,
- 1:44
- Y le dice: Mira, no digas á nadie nada; sino ve, muéstrate al sacerdote, y
ofrece por tu limpieza lo que Moisés mandó, para testimonio á ellos.
- 1:45
- Mas Él salido, comenzó á publicarlo mucho, y á divulgar el hecho, de
manera que ya Jesús no podía entrar manifiestamente en la ciudad, sino que
estaba fuera en los lugares desiertos; y venían á Él de todas partes.
Capítulo 2
- 2:1
- Y ENTRÓ otra vez en Capernaum después de algunos días, y se oyó que estaba
en casa.
- 2:2
- Y luego se juntaron á Él muchos, que ya no cabían ni aun á la puerta; y
les predicaba la palabra.
- 2:3
- Entonces vinieron á Él unos trayendo un paralítico, que era traído por
cuatro.
- 2:4
- Y como no podían llegar á Él á causa del gentío, descubrieron el techo de
donde estaba, y haciendo abertura, bajaron el lecho en que yacía el
paralítico.
- 2:5
- Y viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te
son perdonados.
- 2:6
- Y estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensando en
sus corazones,
- 2:7
- Decían: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar
pecados, sino solo Dios?
- 2:8
- Y conociendo luego Jesús en su espíritu que pensaban así dentro de sí
mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?
- 2:9
- ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, ó
decirle: Levántate, y toma tu lecho y anda?
- 2:10
- Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de
perdonar los pecados, (dice al paralítico):
- 2:11
- A ti te digo: Levántate, y toma tu lecho, y vete á tu casa.
- 2:12
- Entonces Él se levantó luego, y tomando su lecho, se salió delante de
todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron á Dios, diciendo:
Nunca tal hemos visto.
- 2:13
- Y volvió á salir á la mar, y toda la gente venía á Él, y los enseñaba.
- 2:14
- Y pasando, vió á Leví, hijo de Alfeo, sentado al banco de los públicos
tributos, y le dice: Sígueme. Y levantándose le siguió.
- 2:15
- Y aconteció que estando Jesús á la mesa en casa de Él, muchos publicanos y
pecadores estaban también á la mesa juntamente con Jesús y con sus discípulos:
porque había muchos, y le habían seguido.
- 2:16
- Y los escribas y los Fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los
pecadores, dijeron á sus discípulos: ¿Qué es esto, que Él come y bebe con los
publicanos y con los pecadores?
- 2:17
- Y oyéndolo Jesús, les dice: Los sanos no tienen necesidad de médico, mas
los que tienen mal. No he venido á llamar á los justos, sino á los pecadores.
- 2:18
- Y los discípulos de Juan, y de los Fariseos ayunaban; y vienen, y le
dicen: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los Fariseos ayunan, y tus
discípulos no ayunan?
- 2:19
- Y Jesús les dice: ¿Pueden ayunar los que están de bodas, cuando el esposo
está con ellos? Entre tanto que tienen consigo al esposo no pueden ayunar.
- 2:20
- Mas vendrán días, cuando el esposo les será quitado, y entonces en
aquellos días ayunarán.
- 2:21
- Nadie echa remiendo de paño recio en vestido viejo; de otra manera el
mismo remiendo nuevo tira del viejo, y la rotura se hace peor.
- 2:22
- Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo
rompe los odres, y se derrama el vino, y los odres se pierden; mas el vino
nuevo en odres nuevos se ha de echar.
- 2:23
- Y aconteció que pasando Él por los sembrados en sábado, sus discípulos
andando comenzaron á arrancar espigas.
- 2:24
- Entonces los Fariseos le dijeron: He aquí, ¿por qué hacen en sábado lo que
no es lícito?
- 2:25
- Y Él les dijo: ¿Nunca leísteis qué hizo David cuando tuvo necesidad, y
tuvo hambre, Él y los que con Él estaban:
- 2:26
- Cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiathar sumo pontífice, y comió los
panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino á los
sacerdotes, y aun dió á los que con Él estaban?
- 2:27
- También les dijo: El sábado por causa del hombre es hecho; no el hombre
por causa del sábado.
- 2:28
- Así que el Hijo del hombre es Señor aun del sábado.
Capítulo 3
- 3:1
- Y OTRA vez entró en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano
seca.
- 3:2
- Y le acechaban si en sábado le sanaría, para acusarle.
- 3:3
- Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate en medio.
- 3:4
- Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábado, ó hacer mal? ¿salvar la vida,
ó quitarla? Mas ellos callaban.
- 3:5
- Y mirándolos alrededor con enojo, condoleciéndose de la ceguedad de su
corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió, y su mano fué
restituída sana.
- 3:6
- Entonces saliendo los Fariseos, tomaron consejo con los Herodianos contra
Él, para matarle.
- 3:7
- Mas Jesús se apartó á la mar con sus discípulos: y le siguió gran multitud
de Galilea, y de Judea.
- 3:8
- Y de Jerusalem, y de Idumea, y de la otra parte del Jordán. Y los de
alrededor de Tiro y de Sidón, grande multitud, oyendo cuán grandes cosas
hacía, vinieron á Él.
- 3:9
- Y dijo á sus discípulos que le estuviese siempre apercibida la barquilla,
por causa del gentío, para que no le oprimiesen.
- 3:10
- Porque había sanado á muchos; de manera que caían sobre Él cuantos tenían
plagas, por tocarle.
- 3:11
- Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de Él, y daban
voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
- 3:12
- Mas Él les reñía mucho que no le manifestasen.
- 3:13
- Y subió al monte, y llamó á sí á los que Él quiso; y vinieron á Él.
- 3:14
- Y estableció doce, para que estuviesen con Él, y para enviarlos á
predicar.
- 3:15
- Y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios:
- 3:16
- A Simón, al cual puso por nombre Pedro;
- 3:17
- Y á Jacobo, hijo de Zebedeo, y á Juan hermano de Jacobo; y les apellidó
Boanerges, que es, Hijos del trueno;
- 3:18
- Y á Andrés, y á Felipe, y á Bartolomé, y á Mateo, y á Tomas, y á Jacobo
hijo de Alfeo, y á Tadeo, y á Simón el Cananita,
- 3:19
- Y á Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron á casa.
- 3:20
- Y agolpóse de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan.
- 3:21
- Y como lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle: porque decían: Está
fuera de sí.
- 3:22
- Y los escribas que habían venido de Jerusalem, decían que tenía á
Beelzebub, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
- 3:23
- Y habiéndolos llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar
fuera á Satanás?
- 3:24
- Y si algún reino contra sí mismo fuere dividido, no puede permanecer el
tal reino.
- 3:25
- Y si alguna casa fuere dividida contra sí misma, no puede permanecer la
tal casa.
- 3:26
- Y si Satanás se levantare contra sí mismo, y fuere dividido, no puede
permanecer; antes tiene fin.
- 3:27
- Nadie puede saquear las alhajas del valiente entrando en su casa, si antes
no atare al valiente y entonces saqueará su casa.
- 3:28
- De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados á los hijos de
los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren;
- 3:29
- Mas cualquiera que blasfemare contra el Espíritu Santo, no tiene jamás
perdón, mas está expuesto á eterno juicio.
- 3:30
- Porque decían: Tiene espíritu inmundo.
- 3:31
- Vienen después sus hermanos y su madre, y estando fuera, enviaron á Él
llamándole.
- 3:32
- Y la gente estaba sentada alrededor de Él, y le dijeron: He aquí, tu madre
y tus hermanos te buscan fuera.
- 3:33
- Y Él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
- 3:34
- Y mirando á los que estaban sentados alrededor de Él, dijo: He aquí mi
madre y hermanos.
- 3:35
- Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y
mi hermana, y mi madre.
Capítulo 4
- 4:1
- Y OTRA vez comenzó á enseñar junto á la mar, y se juntó á Él mucha gente;
tanto, que entrándose Él en un barco, se sentó en la mar: y toda la gente
estaba en tierra junto á la mar.
- 4:2
- Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:
- 4:3
- Oid: He aquí, el sembrador salió á sembrar.
- 4:4
- Y aconteció sembrando, que una parte cayó junto al camino; y vinieron las
aves del cielo, y la tragaron.
- 4:5
- Y otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y luego
salió, porque no tenía la tierra profunda:
- 4:6
- Mas salido el sol, se quemó; y por cuanto no tenía raíz, se secó.
- 4:7
- Y otra parte cayó en espinas; y subieron las espinas, y la ahogaron, y no
dió fruto.
- 4:8
- Y otra parte cayó en buena tierra, y dió fruto, que subió y creció: y
llevó uno á treinta, y otro á sesenta, y otro á ciento.
- 4:9
- Entonces les dijo: El que tiene oídos para oir, oiga.
- 4:10
- Y cuando estuvo solo, le preguntaron los que estaban cerca de Él con los
doce, sobre la parábola.
- 4:11
- Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas á
los que están fuera, por parábolas todas las cosas;
- 4:12
- Para que viendo, vean y no echen de ver; y oyendo, oigan y no entiendan:
porque no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.
- 4:13
- Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las
parábolas?
- 4:14
- El que siembra es el que siembra la palabra.
- 4:15
- Y éstos son los de junto al camino: en los que la palabra es sembrada: mas
después que la oyeron, luego viene Satanás, y quita la palabra que fué
sembrada en sus corazones.
- 4:16
- Y asimismo éstos son los que son sembrados en pedregales: los que cuando
han oído la palabra, luego la toman con gozo;
- 4:17
- Mas no tienen raíz en sí, antes son temporales, que en levantándose la
tribulación ó la persecución por causa de la palabra, luego se escandalizan.
- 4:18
- Y éstos son los que son sembrados entre espinas: los que oyen la palabra;
- 4:19
- Mas los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las
codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la palabra, y se hace
infructuosa.
- 4:20
- Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la
palabra, y la reciben, y hacen fruto, uno á treinta, otro á sesenta, y otro á
ciento.
- 4:21
- También les dijo: ¿Tráese la antorcha para ser puesta debajo del almud, ó
debajo de la cama? ¿No es para ser puesta en el candelero?
- 4:22
- Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni secreto que
no haya de descubrirse.
- 4:23
- Si alguno tiene oídos para oir, oiga.
- 4:24
- Les dijo también: Mirad lo que oís: con la medida que medís, os medirán
otros, y será añadido á vosotros los que oís.
- 4:25
- Porque al que tiene, le será dado; y al que no tiene, aun lo que tiene le
será quitado.
- 4:26
- Decía más: Así es el reino de Dios, como si un hombre echa simiente en la
tierra;
- 4:27
- Y duerme, y se levanta de noche y de día, y la simiente brota y crece como
Él no sabe.
- 4:28
- Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después
grano lleno en la espiga;
- 4:29
- Y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega
es llegada.
- 4:30
- Y decía: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios? ¿ó con qué parábola le
compararemos?
- 4:31
- Es como el grano de mostaza, que, cuando se siembra en tierra, es la más
pequeña de todas las simientes que hay en la tierra;
- 4:32
- Mas después de sembrado, sube, y se hace la mayor de todas las legumbres,
y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo puedan morar bajo
su sombra.
- 4:33
- Y con muchas tales parábolas les hablaba la palabra, conforme á lo que
podían oir.
- 4:34
- Y sin parábola no les hablaba; mas á sus discípulos en particular
declaraba todo.
- 4:35
- Y les dijo aquel día cuando fué tarde: Pasemos de la otra parte.
- 4:36
- Y despachando la multitud, le tomaron como estaba, en el barco; y había
también con Él otros barquitos.
- 4:37
- Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las olas en el
barco, de tal manera que ya se henchía.
- 4:38
- Y Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le
dicen: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos?
- 4:39
- Y levantándose, increpó al viento, y dijo á la mar: Calla, enmudece. Y
cesó el viento, y fué hecha grande bonanza.
- 4:40
- Y á ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
- 4:41
- Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro. ¿Quién es éste, que
aun el viento y la mar le obedecen?
Capítulo 5
- 5:1
- Y VINIERON de la otra parte de la mar á la provincia de los Gadarenos.
- 5:2
- Y salido Él del barco, luego le salió al encuentro, de los sepulcros, un
hombre con un espíritu inmundo,
- 5:3
- Que tenía domicilio en los sepulcros, y ni aun con cadenas le podía
alguien atar;
- 5:4
- Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las
cadenas habían sido hechas pedazos por Él, y los grillos desmenuzados; y nadie
le podía domar.
- 5:5
- Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los
sepulcros, é hiriéndose con las piedras.
- 5:6
- Y como vió á Jesús de lejos, corrió, y le adoró.
- 5:7
- Y clamando á gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios
Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
- 5:8
- Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.
- 5:9
- Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo;
porque somos muchos.
- 5:10
- Y le rogaba mucho que no le enviase fuera de aquella provincia.
- 5:11
- Y estaba allí cerca del monte una grande manada de puercos paciendo.
- 5:12
- Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos á los puercos para que
entremos en ellos.
- 5:13
- Y luego Jesús se lo permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos,
entraron en los puercos, y la manada cayó por un despeñadero en la mar; los
cuales eran como dos mil; y en la mar se ahogaron.
- 5:14
- Y los que apacentaban los puercos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y
en los campos. Y salieron para ver qué era aquello que había acontecido.
- 5:15
- Y vienen á Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que
había tenido la legión, sentado y vestido, y en su juicio cabal; y tuvieron
miedo.
- 5:16
- Y les contaron los que lo habían visto, cómo había acontecido al que había
tenido el demonio, y lo de los puercos.
- 5:17
- Y comenzaron á rogarle que se fuese de los términos de ellos.
- 5:18
- Y entrando Él en el barco, le rogaba el que había sido fatigado del
demonio, para estar con Él.
- 5:19
- Mas Jesús no le permitió, sino le dijo: Vete á tu casa, á los tuyos, y
cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido
misericordia de ti.
- 5:20
- Y se fué, y comenzó á publicar en Decápolis cuan grandes cosas Jesús había
hecho con Él: y todos se maravillaban.
- 5:21
- Y pasando otra vez Jesús en un barco á la otra parte, se juntó á Él gran
compañía; y estaba junto á la mar.
- 5:22
- Y vino uno de los príncipes de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le
vió, se postró á sus pies,
- 5:23
- Y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está á la muerte: ven y pondrás las
manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.
- 5:24
- Y fué con Él, y le seguía gran compañía, y le apretaban.
- 5:25
- Y una mujer que estaba con flujo de sangre doce años hacía,
- 5:26
- Y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que
tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
- 5:27
- Como oyó hablar de Jesús, llegó por detrás entre la compañía, y tocó su
vestido.
- 5:28
- Porque decía: Si tocare tan solamente su vestido, seré salva.
- 5:29
- Y luego la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba
sana de aquel azote.
- 5:30
- Y luego Jesús, conociendo en sí mismo la virtud que había salido de Él,
volviéndose á la compañía, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
- 5:31
- Y le dijeron sus discípulos: Ves que la multitud te aprieta, y dices:
¿Quién me ha tocado?
- 5:32
- Y Él miraba alrededor para ver á la que había hecho esto.
- 5:33
- Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en sí había sido
hecho, vino y se postró delante de Él, y le dijo toda la verdad.
- 5:34
- Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva: ve en paz, y queda sana de tu
azote.
- 5:35
- Hablando aún Él, vinieron de casa del príncipe de la sinagoga, diciendo:
Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro?
- 5:36
- Mas luego Jesús, oyendo esta razón que se decía, dijo al príncipe de la
sinagoga: No temas, cree solamente.
- 5:37
- Y no permitió que alguno viniese tras Él sino Pedro, y Jacobo, y Juan
hermano de Jacobo.
- 5:38
- Y vino á casa del príncipe de la sinagoga, y vió el alboroto, los que
lloraban y gemían mucho.
- 5:39
- Y entrando, les dice: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La muchacha no es
muerta, mas duerme.
- 5:40
- Y hacían burla de Él: mas Él, echados fuera todos, toma al padre y á la
madre de la muchacha, y á los que estaban con Él, y entra donde la muchacha
estaba.
- 5:41
- Y tomando la mano de la muchacha, le dice: Talitha cumi; que es, si lo
interpretares: Muchacha, á ti digo, levántate.
- 5:42
- Y luego la muchacha se levantó, y andaba; porque tenía doce años. Y se
espantaron de grande espanto.
- 5:43
- Mas Él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que le diesen de
comer.
Capítulo 6
- 6:1
- Y SALIÓ de allí, y vino á su tierra, y le siguieron sus discípulos.
- 6:2
- Y llegado el sábado, comenzó á enseñar en la sinagoga; y muchos oyéndole,
estaban atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría
es ésta que le es dada, y tales maravillas que por sus manos son hechas?
- 6:3
- ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, y de José, y
de Judas, y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros, sus hermanas? Y se
escandalizaban en Él.
- 6:4
- Mas Jesús les decía: No hay profeta deshonrado sino en su tierra, y entre
sus parientes, y en su casa.
- 6:5
- Y no pudo hacer allí alguna maravilla; solamente sanó unos pocos enfermos,
poniendo sobre ellos las manos.
- 6:6
- Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos. Y rodeaba las aldeas de
alrededor, enseñando.
- 6:7
- Y llamó á los doce, y comenzó á enviarlos de dos en dos: y les dió
potestad sobre los espíritus inmundos.
- 6:8
- Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente báculo; no
alforja, ni pan, ni dinero en la bolsa;
- 6:9
- Mas que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas.
- 6:10
- Y les decía: Donde quiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que
salgáis de allí.
- 6:11
- Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí,
sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio á ellos. De
cierto os digo que más tolerable será el castigo de los de Sodoma y Gomorra el
día del juicio, que el de aquella ciudad.
- 6:12
- Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen.
- 6:13
- Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite á muchos enfermos, y
sanaban.
- 6:14
- Y oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho
notorio; y dijo: Juan el que bautizaba, ha resucitado de los muertos, y por
tanto, virtudes obran en Él.
- 6:15
- Otros decían: Elías es. Y otros decían: Profeta es, ó alguno de los
profetas.
- 6:16
- Y oyéndolo Herodes, dijo: Este es Juan el que yo degollé: Él ha resucitado
de los muertos.
- 6:17
- Porque el mismo Herodes había enviado, y prendido á Juan, y le había
aprisionado en la cárcel á causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues
la había tomado por mujer.
- 6:18
- Porque Juan decía á Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano.
- 6:19
- Mas Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía:
- 6:20
- Porque Herodes temía á Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le
tenía respeto: y oyéndole, hacía muchas cosas; y le oía de buena gana.
- 6:21
- Y venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su nacimiento,
daba una cena á sus príncipes y tribunos, y á los principales de Galilea;
- 6:22
- Y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando á Herodes y á los
que estaban con Él á la mesa, el rey dijo á la muchacha: Pídeme lo que
quisieres, que yo te lo daré.
- 6:23
- Y le juró: Todo lo que me pidieres te daré, hasta la mitad de mi reino.
- 6:24
- Y saliendo ella, dijo á su madre: ¿Qué pediré? Y ella dijo: La cabeza de
Juan Bautista.
- 6:25
- Entonces ella entró prestamente al rey, y pidió, diciendo: Quiero que
ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan Bautista.
- 6:26
- Y el rey se entristeció mucho; mas á causa del juramento, y de los que
estaban con Él á la mesa, no quiso desecharla.
- 6:27
- Y luego el rey, enviando uno de la guardia, mandó que fuese traída su
cabeza;
- 6:28
- El cual fué, y le degolló en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato, y
la dió á la muchacha, y la muchacha la dió á su madre.
- 6:29
- Y oyéndolo sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y le pusieron en
un sepulcro.
- 6:30
- Y los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían
hecho, y lo que habían enseñado.
- 6:31
- Y Él les dijo: Venid vosotros aparte al lugar desierto, y reposad un poco.
Porque eran muchos los que iban y venían, que ni aun tenían lugar de comer.
- 6:32
- Y se fueron en un barco al lugar desierto aparte.
- 6:33
- Y los vieron ir muchos, y le conocieron; y concurrieron allá muchos á pie
de las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron á Él.
- 6:34
- Y saliendo Jesús vió grande multitud, y tuvo compasión de ellos, porque
eran como ovejas que no tenían pastor; y les comenzó á enseñar muchas cosas.
- 6:35
- Y como ya fuese el día muy entrado, sus discípulos llegaron á Él,
diciendo: El lugar es desierto, y el día ya muy entrado;
- 6:36
- Envíalos para que vayan á los cortijos y aldeas de alrededor, y compren
para sí pan; porque no tienen qué comer.
- 6:37
- Y respondiendo Él, les dijo: Dadles de comer vosotros. Y le dijeron: ¿Que
vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?
- 6:38
- Y Él les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Id, y vedlo. Y sabiéndolo, dijeron:
Cinco, y dos peces.
- 6:39
- Y les mandó que hiciesen recostar á todos por partidas sobre la hierba
verde.
- 6:40
- Y se recostaron por partidas, de ciento en ciento, y de cincuenta en
cincuenta.
- 6:41
- Y tomados los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, bendijo, y
partió los panes, y dió á sus discípulos para que los pusiesen delante: y
repartió á todos los dos peces.
- 6:42
- Y comieron todos, y se hartaron.
- 6:43
- Y alzaron de los pedazos doce cofines llenos, y de los peces.
- 6:44
- Y los que comieron eran cinco mil hombres.
- 6:45
- Y luego dió priesa á sus discípulos á subir en el barco, é ir delante de
Él á Bethsaida de la otra parte, entre tanto que Él despedía la multitud.
- 6:46
- Y después que los hubo despedido, se fué al monte á orar.
- 6:47
- Y como fué la tarde, el barco estaba en medio de la mar, y Él solo en
tierra.
- 6:48
- Y los vió fatigados bogando, porque el viento les era contrario: y cerca
de la cuarta vigilia de la noche, vino á ellos andando sobre la mar, y quería
precederlos.
- 6:49
- Y viéndole ellos, que andaba sobre la mar, pensaron que era fantasma, y
dieron voces;
- 6:50
- Porque todos le veían, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les
dijo: Alentaos; yo soy, no temáis.
- 6:51
- Y subió á ellos en el barco, y calmó el viento: y ellos en gran manera
estaban fuera de sí, y se maravillaban:
- 6:52
- Porque aun no habían considerado lo de los panes, por cuanto estaban
ofuscados sus corazones.
- 6:53
- Y cuando estuvieron de la otra parte, vinieron á tierra de Genezaret, y
tomaron puerto.
- 6:54
- Y saliendo ellos del barco, luego le conocieron.
- 6:55
- Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron á traer de todas
partes enfermos en lechos, á donde oían que estaba.
- 6:56
- Y donde quiera que entraba, en aldeas, ó ciudades, ó heredades, ponían en
las calles á los que estaban enfermos, y le rogaban que tocasen siquiera el
borde de su vestido; y todos los que le tocaban quedaban sanos.
Capítulo 7
- 7:1
- Y SE juntaron á Él los Fariseos, y algunos de los escribas, que habían
venido de Jerusalem;
- 7:2
- Los cuales, viendo á algunos de sus discípulos comer pan con manos
comunes, es á saber, no lavadas, los condenaban.
- 7:3
- (Porque los Fariseos y todos los Judíos, teniendo la tradición de los
ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.
- 7:4
- Y volviendo de la plaza, si no se lavaren, no comen. Y otras muchas cosas
hay, que tomaron para guardar, como las lavaduras de los vasos de beber, y de
los jarros, y de los vasos de metal, y de los lechos.)
- 7:5
- Y le preguntaron los Fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no
andan conforme á la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos
comunes?
- 7:6
- Y respondiendo Él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros
Isaías, como está escrito: Este pueblo con los labios me honra, Mas su corazón
lejos está de mí.
- 7:7
- Y en vano me honra, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
- 7:8
- Porque dejando el mandamiento de Dios, tenéis la tradición de los hombres;
las lavaduras de los jarros y de los vasos de beber: y hacéis otras muchas
cosas semejantes.
- 7:9
- Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar
vuestra tradición.
- 7:10
- Porque Moisés dijo: Honra á tu padre y á tu madre, y: El que maldijera al
padre ó á la madre, morirá de muerte.
- 7:11
- Y vosotros decís: Basta si dijere un hombre al padre ó á la madre: Es
Corbán (quiere decir, don mío á Dios) todo aquello con que pudiera valerte;
- 7:12
- Y no le dejáis hacer más por su padre ó por su madre,
- 7:13
- Invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que disteis: y muchas
cosas hacéis semejantes á éstas.
- 7:14
- Y llamando á toda la multitud, les dijo: Oidme todos, y entended:
- 7:15
- Nada hay fuera del hombre que entre en Él, que le pueda contaminar: mas lo
que sale de Él, aquello es lo que contamina al hombre.
- 7:16
- Si alguno tiene oídos para oir, oiga.
- 7:17
- Y apartado de la multitud, habiendo entrado en casa, le preguntaron sus
discípulos sobra la parábola.
- 7:18
- Y díjoles: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis
que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar;
- 7:19
- Porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale á la secreta?
Esto decía, haciendo limpias todas las viandas.
- 7:20
- Mas decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre.
- 7:21
- Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos
pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
- 7:22
- Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el
ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez.
- 7:23
- Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
- 7:24
- Y levantándose de allí, se fué á los términos de Tiro y de Sidón; y
entrando en casa, quiso que nadie lo supiese; mas no pudo esconderse.
- 7:25
- Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de
Él, vino y se echó á sus pies.
- 7:26
- Y la mujer era Griega, Sirofenisa de nación; y le rogaba que echase fuera
de su hija al demonio.
- 7:27
- Más Jesús le dijo: Deja primero hartarse los hijos, porque no es bien
tomar el pan de los hijos y echarlo á los perrillos.
- 7:28
- Y respondió ella, y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos debajo de
la mesa, comen de las migajas de los hijos.
- 7:29
- Entonces le dice: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.
- 7:30
- Y como fué á su casa, halló que el demonio había salido, y á la hija
echada sobre la cama.
- 7:31
- Y volviendo á salir de los términos de Tiro, vino por Sidón á la mar de
Galilea, por mitad de los términos de Decápolis.
- 7:32
- Y le traen un sordo y tartamudo, y le ruegan que le ponga la mano encima.
- 7:33
- Y tomándole aparte de la gente, metió sus dedos en las orejas de Él, y
escupiendo, tocó su lengua;
- 7:34
- Y mirando al cielo, gimió, y le dijo: Ephphatha: que es decir: Sé abierto.
- 7:35
- Y luego fueron abiertos sus oídos, y fué desatada la ligadura de su
lengua, y hablaba bien.
- 7:36
- Y les mandó que no lo dijesen á nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto
más y más lo divulgaban.
- 7:37
- Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo: hace á
los sordos oir, y á los mudos hablar.
Capítulo 8
- 8:1
- EN aquellos días, como hubo gran gentío, y no tenían qué comer, Jesús
llamó á sus discípulos, y les dijo:
- 8:2
- Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que están
conmigo, y no tienen qué comer:
- 8:3
- Y si los enviare en ayunas á sus casas, desmayarán en el camino; porque
algunos de ellos han venido de lejos.
- 8:4
- Y sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien hartar á estos
de pan aquí en el desierto?
- 8:5
- Y les pregunto: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete.
- 8:6
- Entonces mandó á la multitud que se recostase en tierra; y tomando los
siete panes, habiendo dado gracias, partió, y dió á sus discípulos que los
pusiesen delante: y los pusieron delante á la multitud.
- 8:7
- Tenían también unos pocos pececillos: y los bendijo, y mandó que también
los pusiesen delante.
- 8:8
- Y comieron, y se hartaron: y levantaron de los pedazos que habían sobrado,
siete espuertas.
- 8:9
- Y eran los que comieron, como cuatro mil: y los despidió.
- 8:10
- Y luego entrando en el barco con sus discípulos, vino á las partes de
Dalmanutha.
- 8:11
- Y vinieron los Fariseos, y comenzaron á altercar con Él, pidiéndole señal
del cielo, tentándole.
- 8:12
- Y gimiendo en su espíritu, dice: ¿Por qué pide señal esta generación? De
cierto os digo que no se dará señal á esta generación.
- 8:13
- Y dejándolos, volvió á entrar en el barco, y se fué de la otra parte.
- 8:14
- Y se habían olvidado de tomar pan, y no tenían sino un pan consigo en el
barco.
- 8:15
- Y les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los Fariseos, y
de la levadura de Herodes.
- 8:16
- Y altercaban los unos con los otros diciendo: Pan no tenemos.
- 8:17
- Y como Jesús lo entendió, les dice: ¿Qué altercáis, porque no tenéis pan?
¿no consideráis ni entendéis? ¿aun tenéis endurecido vuestro corazón?
- 8:18
- ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿y no os acordáis?
- 8:19
- Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas espuertas llenas de
los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Doce.
- 8:20
- Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de
los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Siete.
- 8:21
- Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?
- 8:22
- Y vino á Bethsaida; y le traen un ciego, y le ruegan que le tocase.
- 8:23
- Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y
escupiendo en sus ojos, y poniéndole las manos encima, le preguntó si veía
algo.
- 8:24
- Y Él mirando, dijo: Veo los hombres, pues veo que andan como árboles.
- 8:25
- Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y
fué restablecido, y vió de lejos y claramente á todos.
- 8:26
- Y envióle á su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas á nadie
en la aldea.
- 8:27
- Y salió Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en
el camino preguntó á sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que
soy yo?
- 8:28
- Y ellos respondieron: Juan Bautista; y otros, Elías; y otros, Alguno de
los profetas.
- 8:29
- Entonces Él les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y respondiendo
Pedro, le dice: Tú eres el Cristo.
- 8:30
- Y les apercibió que no hablasen de Él á ninguno.
- 8:31
- Y comenzó á enseñarles, que convenía que el Hijo del hombre padeciese
mucho, y ser reprobado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes,
y de los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.
- 8:32
- Y claramente decía esta palabra. Entonces Pedro le tomó, y le comenzó á
reprender.
- 8:33
- Y Él, volviéndose y mirando á sus discípulos, riñó á Pedro, diciendo:
Apártate de mí, Satanás; porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las
que son de los hombres.
- 8:34
- Y llamando á la gente con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que
quisiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
- 8:35
- Porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su
vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
- 8:36
- Porque ¿qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su
alma?
- 8:37
- ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
- 8:38
- Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación
adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de Él, cuando
vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Capítulo 9
- 9:1
- TAMBIÉN les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí,
que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios que viene con
potencia.
- 9:2
- Y seis días después tomó Jesús á Pedro, y á Jacobo, y á Juan, y los sacó
aparte solos á un monte alto; y fué transfigurado delante de ellos.
- 9:3
- Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve;
tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.
- 9:4
- Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús.
- 9:5
- Entonces respondiendo Pedro, dice á Jesús: Maestro, bien será que nos
quedemos aquí, y hagamos tres pabellones: para ti uno, y para Moisés otro, y
para Elías otro;
- 9:6
- Porque no sabía lo que hablaba; que estaban espantados.
- 9:7
- Y vino una nube que les hizo sombra, y una voz de la nube, que decía: Este
es mi Hijo amado: á él oid.
- 9:8
- Y luego, como miraron, no vieron más á nadie consigo, sino á Jesús solo.
- 9:9
- Y descendiendo ellos del monte, les mandó que á nadie dijesen lo que
habían visto, sino cuando el Hijo del hombre hubiese resucitado de los
muertos.
- 9:10
- Y retuvieron la palabra en sí, altercando qué sería aquéllo: Resucitar de
los muertos.
- 9:11
- Y le preguntaron, diciendo: ¿Qué es lo que los escribas dicen, que es
necesario que Elías venga antes?
- 9:12
- Y respondiendo Él, les dijo: Elías á la verdad, viniendo antes, restituirá
todas las cosas: y como está escrito del Hijo del hombre, que padezca mucho y
sea tenido en nada.
- 9:13
- Empero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron,
como está escrito de Él.
- 9:14
- Y como vino á los discípulos, vió grande compañía alrededor de ellos, y
escribas que disputaban con ellos.
- 9:15
- Y luego toda la gente, viéndole, se espantó, y corriendo á Él, le
saludaron.
- 9:16
- Y preguntóles: ¿Qué disputáis con ellos?
- 9:17
- Y respondiendo uno de la compañía, dijo: Maestro, traje á ti mi hijo, que
tiene un espíritu mudo,
- 9:18
- El cual, donde quiera que le toma, le despedaza; y echa espumarajos, y
cruje los dientes, y se va secando: y dije á tus discípulos que le echasen
fuera, y no pudieron.
- 9:19
- Y respondiendo Él, les dijo: ¡Oh generación infiel! ¿hasta cuándo estaré
con vosotros? ¿hasta cuándo os tengo de sufrir? Traédmele.
- 9:20
- Y se le trajeron: y como le vió, luego el espíritu le desgarraba; y
cayendo en tierra, se revolcaba, echando espumarajos.
- 9:21
- Y Jesús preguntó á su padre: ¿Cuánto tiempo há que le aconteció esto? Y Él
dijo: Desde niño:
- 9:22
- Y muchas veces le echa en el fuego y en aguas, para matarle; mas, si
puedes algo, ayúdanos, teniendo misericordia de nosotros.
- 9:23
- Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo es posible.
- 9:24
- Y luego el padre del muchacho dijo clamando: Creo, ayuda mi incredulidad.
- 9:25
- Y como Jesús vió que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu
inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de Él, y no
entres más en Él.
- 9:26
- Entonces el espíritu clamando y desgarrándole mucho, salió; y Él quedó
como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.
- 9:27
- Mas Jesús tomándole de la mano, enderezóle; y se levantó.
- 9:28
- Y como Él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué
nosotros no pudimos echarle fuera?
- 9:29
- Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
- 9:30
- Y habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo
supiese.
- 9:31
- Porque enseñaba á sus discípulos, y les decía: El Hijo del hombre será
entregado en manos de hombres, y le matarán; mas muerto Él, resucitará al
tercer día.
- 9:32
- Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle.
- 9:33
- Y llegó á Capernaum; y así que estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué
disputabais entre vosotros en el camino?
- 9:34
- Mas ellos callaron; porque los unos con los otros habían disputado en el
camino quién había de ser el mayor.
- 9:35
- Entonces sentándose, llamó á los doce, y les dice: Si alguno quiere ser el
primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.
- 9:36
- Y tomando un niño, púsolo en medio de ellos; y tomándole en sus brazos,
les dice:
- 9:37
- El que recibiere en mi nombre uno de los tales niños, á mí recibe; y el
que á mí recibe, no recibe á mí, mas al que me envió.
- 9:38
- Y respondióle Juan, diciendo: Maestro, hemos visto á uno que en tu nombre
echaba fuera los demonios, el cual no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no
nos sigue.
- 9:39
- Y Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en
mi nombre que luego pueda decir mal de mí.
- 9:40
- Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.
- 9:41
- Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de
Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
- 9:42
- Y cualquiera que escandalizare á uno de estos pequeñitos que creen en mí,
mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y fuera echado
en la mar.
- 9:43
- Y si tu mano te escandalizare, córtala: mejor te es entrar á la vida
manco, que teniendo dos manos ir á la Gehenna, al fuego que no puede ser
apagado;
- 9:44
- Donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga.
- 9:45
- Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo: mejor te es entrar á la
vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en la Gehenna, al fuego que no
puede ser apagado;
- 9:46
- Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
- 9:47
- Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo: mejor te es entrar al reino
de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado á la Gehenna;
- 9:48
- Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
- 9:49
- Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con
sal.
- 9:50
- Buena es la sal; mas si la sal fuere desabrida, ¿con qué la adobaréis?
Tened en vosotros mismos sal; y tened paz los unos con los otros.
Capítulo 10
- 10:1
- Y PARTIÉNDOSE de allí, vino á los términos de Judea y tras el Jordán: y
volvió el pueblo á juntarse á Él; y de nuevo les enseñaba como solía.
- 10:2
- Y llegándose los Fariseos, le preguntaron, para tentarle, si era lícito al
marido repudiar á su mujer.
- 10:3
- Mas Él respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
- 10:4
- Y ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar.
- 10:5
- Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os
escribió este mandamiento;
- 10:6
- Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
- 10:7
- Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se juntará á su
mujer.
- 10:8
- Y los que eran dos, serán hechos una carne: así que no son más dos, sino
una carne.
- 10:9
- Pues lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre.
- 10:10
- Y en casa volvieron los discípulos á preguntarle de lo mismo.
- 10:11
- Y les dice: Cualquiera que repudiare á su mujer, y se casare con otra,
comete adulterio contra ella:
- 10:12
- Y si la mujer repudiare á su marido y se casare con otro, comete
adulterio.
- 10:13
- Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reñían á los
que los presentaban.
- 10:14
- Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo
estorbéis; porque de los tales es el reino de Dios.
- 10:15
- De cierto os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño,
no entrará en Él.
- 10:16
- Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
- 10:17
- Y saliendo Él para ir su camino, vino uno corriendo, é hincando la rodilla
delante de Él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida
eterna?
- 10:18
- Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo
uno, Dios.
- 10:19
- Los mandamientos sabes: No adulteres: No mates: No hurtes: No digas falso
testimonio: No defraudes: Honra á tu padre y á tu madre.
- 10:20
- El entonces respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto he guardado desde mi
mocedad.
- 10:21
- Entonces Jesús mirándole, amóle, y díjole: Una cosa te falta: ve, vende
todo lo que tienes, y da á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven,
sígueme, tomando tu cruz.
- 10:22
- Mas Él, entristecido por esta palabra, se fué triste, porque tenía muchas
posesiones.
- 10:23
- Entonces Jesús, mirando alrededor, dice á sus discípulos: ¡Cuán
difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
- 10:24
- Y los discípulos se espantaron de sus palabras; mas Jesús respondiendo,
les volvió á decir: ¡Hijos, cuán difícil es entrar en el reino de Dios, los
que confían en las riquezas!
- 10:25
- Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que el rico entrar
en el reino de Dios.
- 10:26
- Y ellos se espantaban más, diciendo dentro de sí: ¿Y quién podrá salvarse?
- 10:27
- Entonces Jesús mirándolos, dice: Para los hombres es imposible; mas para
Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.
- 10:28
- Entonces Pedro comenzó á decirle: He aquí, nosotros hemos dejado todas las
cosas, y te hemos seguido.
- 10:29
- Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo, que no hay ninguno que haya
dejado casa, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó
heredades, por causa de mí y del evangelio,
- 10:30
- Que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y
hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo
venidero la vida eterna.
- 10:31
- Empero muchos primeros serán postreros, y postreros primeros.
- 10:32
- Y estaban en el camino subiendo á Jerusalem; y Jesús iba delante de ellos,
y se espantaban, y le seguían con miedo: entonces volviendo á tomar á los doce
aparte, les comenzó á decir las cosas que le habían de acontecer:
- 10:33
- He aquí subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los
príncipes de los sacerdotes, y á los escribas, y le condenarán á muerte, y le
entregarán á los Gentiles:
- 10:34
- Y le escarnecerán, y le azotarán, y escupirán en Él, y le matarán; mas al
tercer día resucitará.
- 10:35
- Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se llegaron á Él, diciendo:
Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
- 10:36
- Y Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
- 10:37
- Y ellos le dijeron: Danos que en tu gloria nos sentemos el uno á tu
diestra, y el otro á tu siniestra.
- 10:38
- Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso
que yo bebo, ó ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado?
- 10:39
- Y ellos dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo
bebo, beberéis; y del bautismo de que soy bautizado, seréis bautizados.
- 10:40
- Mas que os sentéis á mi diestra y á mi siniestra, no es mío darlo, sino á
quienes está aparejado.
- 10:41
- Y como lo oyeron los diez, comenzaron á enojarse de Jacobo y de Juan.
- 10:42
- Mas Jesús, llamándolos, les dice: Sabéis que los que se ven ser príncipes
entre las gentes, se enseñorean de ellas, y los que entre ellas son grandes,
tienen sobre ellas potestad.
- 10:43
- Mas no será así entre vosotros: antes cualquiera que quisiere hacerse
grande entre vosotros, será vuestro servidor;
- 10:44
- Y cualquiera de vosotros que quisiere hacerse el primero, será siervo de
todos.
- 10:45
- Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir,
y dar su vida en rescate por muchos.
- 10:46
- Entonces vienen á Jericó: y saliendo Él de Jericó y sus discípulos y una
gran compañía, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al
camino mendigando.
- 10:47
- Y oyendo que era Jesús el Nazareno, comenzó á dar voces y decir: Jesús,
Hijo de David, ten misericordia de mí.
- 10:48
- Y muchos le reñían, que callase: mas Él daba mayores voces: Hijo de David,
ten misericordia de mí.
- 10:49
- Entonces Jesús parándose, mandó llamarle: y llaman al ciego, diciéndole:
Ten confianza: levántate, te llama.
- 10:50
- El entonces, echando su capa, se levantó, y vino á Jesús.
- 10:51
- Y respondiendo Jesús, le dice: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le
dice: Maestro, que cobre la vista.
- 10:52
- Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha salvado. Y luego cobró la vista, y seguía
á Jesús en el camino.
Capítulo 11
- 11:1
- Y COMO fueron cerca de Jerusalem, de Bethphagé, y de Bethania, al monte de
las Olivas, envía dos de sus discípulos,
- 11:2
- Y les dice: Id al lugar que está delante de vosotros, y luego entrados en
Él, hallaréis un pollino atado, sobre el cual ningún hombre ha subido;
desatadlo y traedlo.
- 11:3
- Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo ha
menester: y luego lo enviará acá.
- 11:4
- Y fueron, y hallaron el pollino atado á la puerta fuera, entre dos
caminos; y le desataron.
- 11:5
- Y unos de los que estaban allí, les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el
pollino?
- 11:6
- Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado: y los dejaron.
- 11:7
- Y trajeron el pollino á Jesús, y echaron sobre Él sus vestidos, y se sentó
sobre Él.
- 11:8
- Y muchos tendían sus vestidos por el camino, y otros cortaban hojas de los
árboles, y las tendían por el camino.
- 11:9
- Y los que iban delante, y los que iban detrás, daban voces diciendo:
¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor.
- 11:10
- Bendito el reino de nuestro padre David que viene: ¡Hosanna en las
alturas!
- 11:11
- Y entró Jesús en Jerusalem, y en el templo: y habiendo mirado alrededor
todas las cosas, y siendo ya tarde, salióse á Bethania con los doce.
- 11:12
- Y el día siguiente, como salieron de Bethania, tuvo hambre.
- 11:13
- Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, se acercó, si quizá
hallaría en ella algo: y como vino á ella, nada halló sino hojas; porque no
era tiempo de higos.
- 11:14
- Entonces Jesús respondiendo, dijo á la higuera: Nunca más coma nadie fruto
de ti para siempre. Y lo oyeron sus discípulos.
- 11:15
- Vienen, pues, á Jerusalem; y entrando Jesús en el templo, comenzó á echar
fuera á los que vendían y compraban en el templo; y trastornó las mesas de los
cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
- 11:16
- Y no consentía que alguien llevase vaso por el templo.
- 11:17
- Y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi casa, casa de oración
será llamada por todas las gentes? Mas vosotros la habéis hecho cueva de
ladrones.
- 11:18
- Y lo oyeron los escribas y los príncipes de los sacerdotes, y procuraban
cómo le matarían; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba
maravillado de su doctrina.
- 11:19
- Mas como fué tarde, Jesús salió de la ciudad.
- 11:20
- Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las
raíces.
- 11:21
- Entonces Pedro acordándose, le dice: Maestro, he aquí la higuera que
maldijiste, se ha secado.
- 11:22
- Y respondiendo Jesús, les dice: Tened fe en Dios.
- 11:23
- Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere á este monte: Quítate,
y échate en la mar, y no dudare en su corazón, mas creyere que será hecho lo
que dice, lo que dijere le será hecho.
- 11:24
- Por tanto, os digo que todo lo que orando pidiereis, creed que lo
recibiréis, y os vendrá.
- 11:25
- Y cuando estuviereis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para
que vuestro Padre que está en los cielos os perdone también á vosotros
vuestras ofensas.
- 11:26
- Porque si vosotros no perdonareis, tampoco vuestro Padre que está en los
cielos os perdonará vuestras ofensas.
- 11:27
- Y volvieron á Jerusalem; y andando Él por el templo, vienen á Él los
príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos;
- 11:28
- Y le dicen: ¿Con qué facultad haces estas cosas? ¿y quién te ha dado esta
facultad para hacer estas cosas?
- 11:29
- Y Jesús respondiendo entonces, les dice: Os preguntaré también yo una
palabra; y respondedme, y os diré con qué facultad hago estas cosas:
- 11:30
- El bautismo de Juan, ¿era del cielo, ó de los hombres? Respondedme.
- 11:31
- Entonces ellos pensaron dentro de sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo,
dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
- 11:32
- Y si dijéremos, de los hombres, tememos al pueblo: porque todos juzgaban
de Juan, que verdaderamente era profeta.
- 11:33
- Y respondiendo, dicen á Jesús: No sabemos. Entonces respondiendo Jesús,
les dice: Tampoco yo os diré con qué facultad hago estas cosas.
Capítulo 12
- 12:1
- Y COMENZÓ á hablarles por parábolas: Plantó un hombre una viña, y la cercó
con seto, y cavó un lagar, y edificó una torre, y la arrendó á labradores, y
se partió lejos.
- 12:2
- Y envió un siervo á los labradores, al tiempo, para que tomase de los
labradores del fruto de la viña.
- 12:3
- Mas ellos, tomándole, le hirieron, y le enviaron vacío.
- 12:4
- Y volvió á enviarles otro siervo; mas apedreándole, le hirieron en la
cabeza, y volvieron á enviarle afrentado.
- 12:5
- Y volvió á enviar otro, y á aquél mataron; y á otros muchos, hiriendo á
unos y matando á otros.
- 12:6
- Teniendo pues aún un hijo suyo amado, enviólo también á ellos el postrero,
diciendo: Tendrán en reverencia á mi hijo.
- 12:7
- Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid,
matémosle, y la heredad será nuestra.
- 12:8
- Y prendiéndole, le mataron, y echaron fuera de la viña.
- 12:9
- ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá á estos
labradores, y dará su viña á otros.
- 12:10
- ¿Ni aun esta Escritura habéis leído: La piedra que desecharon los que
edificaban, Esta es puesta por cabeza de esquina;
- 12:11
- Por el Señor es hecho esto, Y es cosa maravillosa en nuestros ojos?
- 12:12
- Y procuraban prenderle, porque entendían que decía á ellos aquella
parábola; mas temían á la multitud; y dejándole, se fueron.
- 12:13
- Y envían á Él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le
sorprendiesen en alguna palabra.
- 12:14
- Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, sabemos que eres hombre de verdad, y
que no te cuidas de nadie; porque no miras á la apariencia de hombres, antes
con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo á César, ó no?
¿Daremos, ó no daremos?
- 12:15
- Entonces Él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me
tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
- 12:16
- Y ellos se la trajeron y les dice: ¿Cúya es esta imagen y esta
inscripción? Y ellos le dijeron: De César.
- 12:17
- Y respondiendo Jesús, les dijo: Dad lo que es de César á César; y lo que
es de Dios, á Dios. Y se maravillaron de ello.
- 12:18
- Entonces vienen á el los Saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le
preguntaron, diciendo:
- 12:19
- Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano de alguno muriese, y
dejase mujer, y no dejase hijos, que su hermano tome su mujer, y levante
linaje á su hermano.
- 12:20
- Fueron siete hermanos: y el primero tomó mujer, y muriendo, no dejó
simiente;
- 12:21
- Y la tomó el segundo, y murió, y ni aquél tampoco dejó simiente; y el
tercero, de la misma manera.
- 12:22
- Y la tomaron los siete, y tampoco dejaron simiente: á la postre murió
también la mujer.
- 12:23
- En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de cuál de ellos será
mujer? porque los siete la tuvieron por mujer.
- 12:24
- Entonces respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no
sabéis las Escrituras, ni la potencia de Dios?
- 12:25
- Porque cuando resucitarán de los muertos, ni se casarán, ni serán dados en
casamiento, mas son como los ángeles que están en los cielos.
- 12:26
- Y de que los muertos hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de
Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y
el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?
- 12:27
- No es Dios de muertos, mas Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.
- 12:28
- Y llegándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que
les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de
todos?
- 12:29
- Y Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el
Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
- 12:30
- Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de
toda tu mente, y de todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento.
- 12:31
- Y el segundo es semejante á Él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No
hay otro mandamiento mayor que éstos.
- 12:32
- Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es
Dios, y no hay otro fuera de Él;
- 12:33
- Y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma,
y de todas las fuerzas, y amar al prójimo como á sí mismo, más es que todos
los holocaustos y sacrificios.
- 12:34
- Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dice: No estás
lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.
- 12:35
- Y respondiendo Jesús decía, enseñando en el templo: ¿Cómo dicen los
escribas que el Cristo es hijo de David?
- 12:36
- Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor á mi
Señor: Siéntate á mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus
pies.
- 12:37
- Luego llamándole el mismo David Señor, ¿de dónde, pues, es su hijo? Y los
que eran del común del pueblo le oían de buena gana.
- 12:38
- Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que quieren andar
con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas,
- 12:39
- Y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las
cenas;
- 12:40
- Que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas
oraciones. Estos recibirán mayor juicio.
- 12:41
- Y estando sentado Jesús delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el
pueblo echaba dinero en el arca: y muchos ricos echaban mucho.
- 12:42
- Y como vino una viuda pobre, echó dos blancas, que son un maravedí.
- 12:43
- Entonces llamando á sus discípulos, les dice: De cierto os digo que esta
viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca:
- 12:44
- Porque todos han echado de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó
todo lo que tenía, todo su alimento.
Capítulo 13
- 13:1
- Y SALIENDO del templo, le dice uno de sus discípulos: Maestro, mira qué
piedras, y qué edificios.
- 13:2
- Y Jesús respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? no quedará
piedra sobre piedra que no sea derribada.
- 13:3
- Y sentándose en el monte de las Olivas delante del templo, le preguntaron
aparte Pedro y Jacobo y Juan y Andrés:
- 13:4
- Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿y qué señal habrá cuando todas estas
cosas han de cumplirse?
- 13:5
- Y Jesús respondiéndoles, comenzó á decir: Mirad, que nadie os engañe;
- 13:6
- Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y
engañaran á muchos.
- 13:7
- Mas cuando oyereis de guerras y de rumores de guerras no os turbéis,
porque conviene hacerse así; mas aun no será el fin.
- 13:8
- Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá
terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de
dolores serán estos.
- 13:9
- Mas vosotros mirad por vosotros: porque os entregarán en los concilios, y
en sinagogas seréis azotados: y delante de presidentes y de reyes seréis
llamados por causa de mí, en testimonio á ellos.
- 13:10
- Y á todas las gentes conviene que el evangelio sea predicado antes.
- 13:11
- Y cuando os trajeren para entregaros, no premeditéis qué habéis de decir,
ni lo penséis: mas lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no
sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
- 13:12
- Y entregará á la muerte el hermano al hermano, y el padre al hijo: y se
levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.
- 13:13
- Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre: mas el que perseverare hasta
el fin, éste será salvo.
- 13:14
- Empero cuando viereis la abominación de asolamiento, que fué dicha por el
profeta Daniel, que estará donde no debe (el que lee, entienda), entonces los
que estén en Judea huyan á los montes;
- 13:15
- Y el que esté sobre el terrado, no descienda á la casa, ni entre para
tomar algo de su casa;
- 13:16
- Y el que estuviere en el campo, no vuelva atrás á tomar su capa.
- 13:17
- Mas ¡ay de las preñadas, y de las que criaren en aquellos días!
- 13:18
- Orad pues, que no acontezca vuestra huída en invierno.
- 13:19
- Porque aquellos días serán de aflicción, cual nunca fué desde el principio
de la creación que crió Dios, hasta este tiempo, ni será.
- 13:20
- Y si el Señor no hubiese abreviado aquellos días, ninguna carne se
salvaría; mas por causa de los escogidos que Él escogió, abrevió aquellos
días.
- 13:21
- Y entonces si alguno os dijere: He aquí, aquí está el Cristo; ó, He aquí,
allí está, no le creáis.
- 13:22
- Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y darán señales y
prodigios, para engañar, si se pudiese hacer, aun á los escogidos.
- 13:23
- Mas vosotros mirad; os lo he dicho antes todo.
- 13:24
- Empero en aquellos días, después de aquella aflicción, el sol se
obscurecerá, y la luna no dará su resplandor;
- 13:25
- Y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes que están en los cielos
serán conmovidas;
- 13:26
- Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con mucha
potestad y gloria.
- 13:27
- Y entonces enviará sus ángeles, y juntará sus escogidos de los cuatro
vientos, desde el cabo de la tierra hasta el cabo del cielo.
- 13:28
- De la higuera aprended la semejanza: Cuando su rama ya se enternece, y
brota hojas, conocéis que el verano está cerca:
- 13:29
- Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, conoced que está
cerca, á las puertas.
- 13:30
- De cierto os digo que no pasará esta generación, que todas estas cosas no
sean hechas.
- 13:31
- El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
- 13:32
- Empero de aquel día y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están
en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.
- 13:33
- Mirad, velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo.
- 13:34
- Como el hombre que partiéndose lejos, dejó su casa, y dió facultad á sus
siervos, y á cada uno su obra, y al portero mandó que velase:
- 13:35
- Velad pues, porque no sabéis cuándo el señor de la casa vendrá; si á la
tarde, ó á la media noche, ó al canto del gallo, ó á la mañana;
- 13:36
- Porque cuando viniere de repente, no os halle durmiendo.
- 13:37
- Y las cosas que á vosotros digo, á todos las dijo: Velad.
Capítulo 14
- 14:1
- Y DOS días después era la Pascua y los días de los panes sin levadura: y
procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas cómo le prenderían
por engaño, y le matarían.
- 14:2
- Y decían: No en el día de la fiesta, porque no se haga alboroto del
pueblo.
- 14:3
- Y estando Él en Bethania en casa de Simón el leproso, y sentado á la mesa,
vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho
precio; y quebrando el alabastro, derramóselo sobre su cabeza.
- 14:4
- Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha
hecho este desperdicio de ungüento?
- 14:5
- Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse á
los pobres. Y murmuraban contra ella.
- 14:6
- Mas Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho;
- 14:7
- Que siempre tendréis los pobres con vosotros, y cuando quisiereis les
podréis hacer bien; mas á mí no siempre me tendréis.
- 14:8
- Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado á ungir mi cuerpo para
la sepultura.
- 14:9
- De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en
todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de
ella.
- 14:10
- Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, vino á los príncipes de los
sacerdotes, para entregársele.
- 14:11
- Y ellos oyéndolo se holgaron, y prometieron que le darían dineros. Y
buscaba oportunidad cómo le entregaría.
- 14:12
- Y el primer día de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la pascua,
sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos á disponer para que comas
la pascua?
- 14:13
- Y envía dos de sus discípulos, y les dice: Id á la ciudad, y os encontrará
un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle;
- 14:14
- Y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está
el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
- 14:15
- Y Él os mostrará un gran cenáculo ya preparado: aderezad para nosotros
allí.
- 14:16
- Y fueron sus discípulos, y vinieron á la ciudad, y hallaron como les había
dicho; y aderezaron la pascua.
- 14:17
- Y llegada la tarde, fué con los doce.
- 14:18
- Y como se sentaron á la mesa y comiesen, dice Jesús: De cierto os digo que
uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.
- 14:19
- Entonces ellos comenzaron á entristecerse, y á decirle cada uno por sí:
¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?
- 14:20
- Y Él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el
plato.
- 14:21
- A la verdad el Hijo del hombre va, como está de Él escrito; mas ¡ay de
aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera á aquel
hombre si nunca hubiera nacido.
- 14:22
- Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dió,
y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.
- 14:23
- Y tomando el vaso, habiendo hecho gracias, les dió: y bebieron de Él
todos.
- 14:24
- Y les dice: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es
derramada.
- 14:25
- De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día
cundo lo beberé nuevo en el reino de Dios.
- 14:26
- Y como hubieron cantado el himno, se salieron al monte de las Olivas.
- 14:27
- Jesús entonces les dice: Todos seréis escandalizados en mí esta noche;
porque escrito está: Heriré al pastor, y serán derramadas las ovejas.
- 14:28
- Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea.
- 14:29
- Entonces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, mas no yo.
- 14:30
- Y le dice Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que
el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.
- 14:31
- Mas Él con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te
negaré. También todos decían lo mismo.
- 14:32
- Y vienen al lugar que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos:
Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
- 14:33
- Y toma consigo á Pedro y á Jacobo y á Juan, y comenzó á atemorizarse, y á
angustiarse.
- 14:34
- Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte: esperad aquí y
velad.
- 14:35
- Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oro que si fuese
posible, pasase de Él aquella hora,
- 14:36
- Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son á ti posibles: traspasa de mí
este vaso; empero no lo que yo quiero, sino lo que tú.
- 14:37
- Y vino y los halló durmiendo; y dice á Pedro: ¿Simón, duermes? ¿No has
podido velar una hora?
- 14:38
- Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad es
presto, mas la carne enferma.
- 14:39
- Y volviéndose á ir, oró, y dijo las mismas palabras.
- 14:40
- Y vuelto, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban
cargados; y no sabían qué responderle.
- 14:41
- Y vino la tercera vez, y les dice: Dormid ya y descansad: basta, la hora
es venida; he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores.
- 14:42
- Levantaos, vamos: he aquí, el que me entrega está cerca.
- 14:43
- Y luego, aun hablando Él, vino Judas, que era uno de los doce, y con Él
una compañía con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes,
y de los escribas y de los ancianos.
- 14:44
- Y el que le entregaba les había dado señal común, diciendo: Al que yo
besare, aquél es: prendedle, y llevadle con seguridad.
- 14:45
- Y como vino, se acercó luego á Él, y le dice: Maestro, Maestro. Y le besó.
- 14:46
- Entonces ellos echaron en Él sus manos, y le prendieron.
- 14:47
- Y uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo
sacerdote, y le cortó la oreja.
- 14:48
- Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y
con palos á tomarme?
- 14:49
- Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me tomasteis;
pero es así, para que se cumplan las Escrituras.
- 14:50
- Entonces dejándole todos sus discípulos, huyeron.
- 14:51
- Empero un mancebillo le seguía cubierto de una sábana sobre el cuerpo
desnudo; y los mancebos le prendieron:
- 14:52
- Mas Él, dejando la sábana, se huyó de ellos desnudo.
- 14:53
- Y trajeron á Jesús al sumo sacerdote; y se juntaron á Él todos los
príncipes de los sacerdotes y los ancianos y los escribas.
- 14:54
- Empero Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote;
y estaba sentado con los servidores, y calentándose al fuego.
- 14:55
- Y los príncipes de los sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio
contra Jesús, para entregarle á la muerte; mas no lo hallaban.
- 14:56
- Porque muchos decían falso testimonio contra Él; mas sus testimonios no
concertaban.
- 14:57
- Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra Él, diciendo:
- 14:58
- Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo que es hecho de
mano, y en tres días edificaré otro echo sin mano.
- 14:59
- Mas ni aun así se concertaba el testimonio de ellos.
- 14:60
- Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó á Jesús,
diciendo: ¿No respondes algo? ¿Qué atestiguan estos contra ti?
- 14:61
- Mas Él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió á preguntar,
y le dice: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
- 14:62
- Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del hombre sentado á la diestra
de la potencia de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
- 14:63
- Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestidos, dijo: ¿Qué más tenemos
necesidad de testigos?
- 14:64
- Oído habéis la blasfemia: ¿qué os parece? Y ellos todos le condenaron ser
culpado de muerte.
- 14:65
- Y algunos comenzaron á escupir en Él, y cubrir su rostro, y á darle
bofetadas, y decirle: Profetiza. Y los servidores le herían de bofetadas.
- 14:66
- Y estando Pedro abajo en el atrio, vino una de las criadas del sumo
sacerdote;
- 14:67
- Y como vió á Pedro que se calentaba, mirándole, dice: Y tú con Jesús el
Nazareno estabas.
- 14:68
- Mas Él negó, diciendo: No conozco, ni sé lo que dices. Y se salió fuera á
la entrada; y cantó el gallo.
- 14:69
- Y la criada viéndole otra vez, comenzó á decir á los que estaban allí:
Este es de ellos.
- 14:70
- Mas Él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra
vez á Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu habla
es semejante.
- 14:71
- Y Él comenzó á maldecir y á jurar: No conozco á este hombre de quien
habláis.
- 14:72
- Y el gallo cantó la segunda vez: y Pedro se acordó de las palabras que
Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres
veces. Y pensando en esto, lloraba.
Capítulo 15
- 15:1
- Y LUEGO por la mañana, habiendo tenido consejo los príncipes de los
sacerdotes con los ancianos, y con los escribas, y con todo el concilio,
llevaron á Jesús atado, y le entregaron á Pilato.
- 15:2
- Y Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo Él, le
dijo: Tú lo dices.
- 15:3
- Y los príncipes de los sacerdotes le acusaban mucho.
- 15:4
- Y le preguntó otra vez Pilato, diciendo: ¿No respondes algo? Mira de
cuántas cosas te acusan.
- 15:5
- Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.
- 15:6
- Empero en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que
pidiesen.
- 15:7
- Y había uno, que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín
que habían hecho muerte en una revuelta.
- 15:8
- Y viniendo la multitud, comenzó á pedir hiciese como siempre les había
hecho.
- 15:9
- Y Pilato les respondió, diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los
Judíos?
- 15:10
- Porque conocía que por envidia le habían entregado los príncipes de los
sacerdotes.
- 15:11
- Mas los príncipes de los sacerdotes incitaron á la multitud, que les
soltase antes á Barrabás.
- 15:12
- Y respondiendo Pilato, les dice otra vez: ¿Qué pues queréis que haga del
que llamáis Rey de los Judíos?
- 15:13
- Y ellos volvieron á dar voces: Crucifícale.
- 15:14
- Mas Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos daban más voces:
Crucifícale.
- 15:15
- Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó á Barrabás, y entregó
á Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.
- 15:16
- Entonces los soldados le llevaron dentro de la sala, es á saber al
Pretorio; y convocan toda la cohorte.
- 15:17
- Y le visten de púrpura; y poniéndole una corona tejida de espinas,
- 15:18
- Comenzaron luego á saludarle: ¡Salve, Rey de los Judíos!
- 15:19
- Y le herían en la cabeza con una caña, y escupían en Él, y le adoraban
hincadas las rodillas.
- 15:20
- Y cuando le hubieron escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le vistieron
sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.
- 15:21
- Y cargaron á uno que pasaba, Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo,
que venía del campo, para que llevase su cruz.
- 15:22
- Y le llevan al lugar de Gólgotha, que declarado quiere decir: Lugar de la
Calavera.
- 15:23
- Y le dieron á beber vino mezclado con mirra; mas Él no lo tomó.
- 15:24
- Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando
suertes sobre ellos, qué llevaría cada uno.
- 15:25
- Y era la hora de las tres cuando le crucificaron.
- 15:26
- Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDIOS.
- 15:27
- Y crucificaron con Él dos ladrones, uno á su derecha, y el otro á su
izquierda.
- 15:28
- Y se cumplió la Escritura, que dice: Y con los inicuos fué contado.
- 15:29
- Y los que pasaban le denostaban, meneando sus cabezas, y diciendo: ¡Ah! tú
que derribas el templo de Dios, y en tres días lo edificas,
- 15:30
- Sálvate á ti mismo, y desciende de la cruz.
- 15:31
- Y de esta manera también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo,
decían unos á otros, con los escribas: A otros salvó, á sí mismo no se puede
salvar.
- 15:32
- El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y
creamos. También los que estaban crucificados con Él le denostaban.
- 15:33
- Y cuando vino la hora de sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la
tierra hasta la hora de nona.
- 15:34
- Y á la hora de nona, exclamó Jesús á gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama
sabachthani? que declarado, quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?
- 15:35
- Y oyéndole unos de los que estaban allí, decían: He aquí, llama á Elías.
- 15:36
- Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una
caña, le dió á beber, diciendo: Dejad, veamos si vendrá Elías á quitarle.
- 15:37
- Mas Jesús, dando una grande voz, espiró.
- 15:38
- Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de alto á bajo.
- 15:39
- Y el centurión que estaba delante de Él, viendo que había espirado así
clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.
- 15:40
- Y también estaban algunas mujeres mirando de lejos; entre las cuales
estaba María Magdalena, y María la madre de Jacobo el menor y de José, y
Salomé;
- 15:41
- Las cuales, estando aún Él en Galilea, le habían seguido, y le servían; y
otras muchas que juntamente con Él habían subido á Jerusalem.
- 15:42
- Y cuando fué la tarde, porque era la preparación, es decir, la víspera del
sábado,
- 15:43
- José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios,
vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
- 15:44
- Y Pilato se maravilló que ya fuese muerto; y haciendo venir al centurión,
preguntóle si era ya muerto.
- 15:45
- Y enterado del centurión, dió el cuerpo á José.
- 15:46
- El cual compró una sábana, y quitándole, le envolvió en la sábana, y le
puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, y revolvió una piedra á la
puerta del sepulcro.
- 15:47
- Y María Magdalena, y María madre de José, miraban donde era puesto.
Capítulo 16
- 16:1
- Y COMO pasó el sábado, María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé,
compraron drogas aromáticas, para venir á ungirle.
- 16:2
- Y muy de mañana, el primer día de la semana, vienen al sepulcro, ya salido
el sol.
- 16:3
- Y decían entre sí: ¿Quién nos revolverá la piedra de la puerta del
sepulcro?
- 16:4
- Y como miraron, ven la piedra revuelta; que era muy grande.
- 16:5
- Y entradas en el sepulcro, vieron un mancebo sentado al lado derecho,
cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron.
- 16:6
- Más Él les dice: No os asustéis: buscáis á Jesús Nazareno, el que fué
crucificado; resucitado há, no está aquí; he aquí el lugar en donde le
pusieron.
- 16:7
- Mas id, decid á sus discípulos y á Pedro, que Él va antes que vosotros á
Galilea: allí le veréis, como os dijo.
- 16:8
- Y ellas se fueron huyendo del sepulcro; porque las había tomado temblor y
espanto; ni decían nada á nadie, porque tenían miedo.
- 16:9
- Mas como Jesús resucitó por la mañana, el primer día de la semana,
apareció primeramente á María Magdalena, de la cual había echado siete
demonios.
- 16:10
- Yendo ella, lo hizo saber á los que habían estado con Él, que estaban
tristes y llorando.
- 16:11
- Y ellos como oyeron que vivía, y que había sido visto de ella, no lo
creyeron.
- 16:12
- Mas después apareció en otra forma á dos de ellos que iban caminando,
yendo al campo.
- 16:13
- Y ellos fueron, y lo hicieron saber á los otros; y ni aun á ellos
creyeron.
- 16:14
- Finalmente se apareció á los once mismos, estando sentados á la mesa, y
censuróles su incredulidad y dureza de corazón, que no hubiesen creído á los
que le habían visto resucitado.
- 16:15
- Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura.
- 16:16
- El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado.
- 16:17
- Y estas señales seguirán á los que creyeren: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablaran nuevas lenguas;
- 16:18
- Quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre
los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
- 16:19
- Y el Señor, después que les habló, fué recibido arriba en el cielo, y
sentóse á la diestra de Dios.
- 16:20
- Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor,
y confirmando la palabra con las señales que se seguían. Amen.
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LA BIBLIA:
VERSIÓN REINA-VALERA DE 1909